lunes, 4 de mayo de 2009

el fantasma del lago

El fantasma del lago Esta es la historia de Laura, una joven muchacha que vivía en un humilde pueblo con muy pocos habitantes. A pesar de que el pueblo era pequeño y estaba muy poco poblado, tenía algo que muchos no tenían: un bonito pero misterioso lago. A Laura le gustaba mucho ir a pasear, sobre todo por el allí, aunque la gente contara que existía un avieja leyenda que decía que todas las noches, a las 12 de la madrugada, se oían voces que provenían del lago. Eso no le importaba, puesto que ella no creía en esas historias.Ni en espíritus, ni en fantasmas, ni en historias del “más allá”.Una mañana, Laura salió a la puerta de su casa para regar las plantas de su jardín. Allí estaba el señor Larson, su amable vecino, que se interesó en averiguar el porqué le gustaba tanto visitar y pasear por el lago.- ¿No te parece un lago un poco… Siniestro?- Dijo él.- Siniestro… ¿Porqué? ¡Menuda bobada! Si el lago es precioso. Oye… ¿No creerás todas las tonterías que se escuchan en el pueblo sobre esa absurda leyenda del lago?- Contestó ella.- Yo no lo llamaría así…- Se apresuró a decir él.- Vamos, hombre, son sólo eso… Tonterías. No existen las leyendas, ni los espíritus, ni los fantasmas… Nada de eso es cierto. Tendría que verlo para creerlo- dijo Laura, mirando a su vecino y a la vez riéndose.- Ten cuidado con lo que dices, hija…- Terminó diciendo él.Durante unos momentos Laura quedó pensativa, dándole vueltas a eso de que“tuviera cuidado con lo que decía”, pero luego decidió no darle la menor importancia y se metió en su casa, cerrando la puerta con llave.Se acercaban las 10 de la noche y Laura estaba muy cansada. Además no tenía hambre, así que decidió irse a la cama sin cenar. Se levantó de su sofá (del que no se )movía cuando estaba en su casa excepto para ir al baño), apagó el televisor y después de pasar por la cocina para tomar un vaso de agua se dirigió hacia su habitación para acostarse. No tardó en quedarse dormida, pero, justo a las 12 de la madrugada, Laura despertó sudorosa, temblando, con una extraña sensación de inquietud. Intentó dormir sede nuevo, pero no podía. Daba vueltas y vueltas en la cama y no conseguía dormir.- Qué extraño…- Pensó-. Será que estoy demasiado cansada. Pero si no consigo dormir mañana lo estaré mucho más.Después de un rato, desesperada, se levantó de la cama y fue hacia la cocina para tomarse una pastilla para dormir. Luego volvió a su habitación, se metió en su cama y volvió a intentarlo de nuevo, pero la pastilla tampoco dio resultado. Laura no durmió en toda la noche… A la mañana siguiente, se levantó, sin muchas ganas. Tampoco ese día desayunó, puesto que seguía sin tener hambre. Sólo sentía cansancio, mucho cansancio.Salió a su jardín para regar las plantas y, como siempre, el señor Larson estaba regándolas suyas también.- Buenos días Laura, tienes muy mala cara. ¿Has dormido mal esta noche?- Le preguntó él.- No he dormido mal, simplemente no he dormido en toda la noche- contestó ella.- ¿En toda la noche? ¿Qué te ha pasado? ¿Estás enferma o… Preocupada por algo?- Preguntó su vecino con mucha curiosidad.- No… Es realmente extraño. Ayer estaba muy cansada y decidí acostarme pronto. Me quedé dormida enseguida, pero justo a las 12 me desperté con una sensación muy rara y estaba muy nerviosa. Intenté dormirme de nuevo, y empecé a dar vueltas en la cama y… - Ya…- El señor Larson la interrumpió-. Te dije que tuvieras cuidado con lo que decías.- ¿A qué se refiere, señor Larson?- Preguntó ella con cierto asombro.- Mira, Laura, yo tampoco creía en fantasmas, ni en espíritus, ni en todas esas leyendas que tú dices que son “tonterías”… Porque a veces suceden cosas inexplicables, pero al final acabas entendiéndolo todo. Es mejor que lo descubras por ti misma- contestó su vecino, con cierto misterio.- ¡Basta ya de idioteces!- Dijo la joven mientras entraba a su casa enfadada,cerrando la puerta de golpe.Llegada la tarde, a Laura (que estaba sentada en su cómodo sofá) se le cerraban los ojos. Decidió irse a la cama para poder descansar y recuperar las horas de sueño perdidas, y de nuevo no tardó en quedarse dormida. Pero… A las 12 de la noche, Laura se despertó sobresaltada, en las mismas condiciones que la noche anterior. Se dio media vuelta e intentó volver a dormirse, pero tampoco podía. Extrañada, encendió la luz que había en la cabecera de su cama y comenzó a darle vueltas a la conversación que había tenido ese día con el señor Larson. Empezó a tener dudas sobre si eran verdad todas esas historias que se contaban en el pueblo.- ¿Será cierta la misteriosa leyenda del lago?- Se preguntó a sí misma mientras miraba el reloj que tenía en su mesilla de noche.Al cabo de un rato, cansada de estar en la cama sin poder dormir, se levantó y salió de su casa para tomar un poco de aire. La noche estaba oscura, y sólo se oía el ruido de los árboles movidos por el viento… Hasta que, de repente, Laura comenzó escuchar unas voces… Voces que provenían del lago. Dudosa, se dirigió hacia al lago,también un poco asustada pero decidida, ya que ella no creía en esas “historias”.Cuando llegó allí, sus ojos se abrieron como platos al ver a una niña de unos 8 años el lago pidiendo ayuda. Se estaba ahogando… Laura se quedó paralizada, y cuando reaccionó se tiró al agua, agarró a la niña fuertemente y la llevó hasta la orilla. En ese momento se despertó, en su cama, y pensó que todo había sido un sueño, pero cuando se levantó se dio cuenta de que tenía la ropa puesta y de que estaba… Mojada. Salió corriendo a buscar al señor Larson que, como de costumbre, estaba en su jardín regándolas plantas. Asustada, le contó lo que le había ocurrido y durante unos instantes, su vecino quedó callado, hasta que comenzó a decir:- Es la leyenda del fantasma de la niña del lago. Se cuenta que hace unos años una niña de 8 años de edad se cayó al lago, y como no sabía nadar se puso a gritar pidiendo socorro. Mucha gente de este pueblo oyó los gritos, pero a pesar de eso nadie la ayudó ni hizo nada para impedir que se ahogara. Desde entonces todas las noches, a partir de las 12, se oyen las voces de esa niña pidiendo socorro…- Sí, es cierto, yo la he visto… ¡La he visto! Parecía tan real… La agarré, la llevé hasta la orilla, y…- Dime…- La interrumpió su vecino-. ¿Crees ahora en los fantasmas?Laura asintió, se dio media vuelta y se dirigió hacia el lago. Cuando llegó, se sentó en la orilla pensando en lo ocurrido. Levantó la mirada y quedó perpleja al ver cómo algo se estaba reflejando en el agua…: “GRACIAS”.Laura llevó un ramo de flores en recuerdo de esa niña. Se dice que la niña le dio las gracias por haberla “salvado”, y que desde ese día nunca más se oyeron sus voces pidiendo ayuda, puesto que la pequeña ya descansaba en paz. Daniela Zaccaro

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